
El cangrejo cacerola (Limulus polyphemus) es una especie muy utilizada en la industria farmacéutica por la capacidad de su hemolinfa de detectar pequeñas concentraciones de toxinas bacterianas. Desde hace unas décadas, las poblaciones de cangrejo cacerola experimentan un declive constante, que afecta indirectamente a otras especies, como aves migratorias de la costa atlántica. La necesidad de obtener una vacuna contra el Covid-19 puede poner aún más en peligro a esta especie.
La historia del cangrejo cacerola
El cangrejo de herradura o cangrejo cacerola (Limulus polyphemus) es una especie catalogada como “fósil viviente”, pues no ha sufrido cambios aparentes en su forma física desde hace 200 millones de años.
Habita en las costas atlánticas de América del Norte, desde la península de Yucatán (México) hasta el estado de Maine (Estados Unidos). Actualmente, se encuentra catalogado como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a los descensos registrados en sus poblaciones.
La característica más peculiar de esta especie es su hemolinfa de color azul por su elevado contenido en cobre. Unas células presentes en su hemolinfa tienen la capacidad de detectar pequeñas cantidades de toxinas bacterianas y formar un coágulo en torno a esta, indicando su presencia.
Usos y amenazas
Desde que en 1885 se descubrió la capacidad de la hemolinfa de esta especie para indicar la presencia de endotoxinas, la sangre de este cangrejo ha adquirido un enorme valor comercial. Es utilizada ampliamente en la industria farmacéutica y médica para todo tipo de fármacos administrados por vía intravenosa, vacunas, dispositivos médicos como marcapasos y prótesis, así como en investigación frente a nuevas terapias. Por este motivo, se dice que Limulus polyphemus es la especie animal que más vidas humanas ha salvado.
Para poder obtener estos productos sanitarios, se capturan los animales y se realiza una extracción de sangre a cada individuo para la obtención del compuesto de interés: el Lisado de Amebocitos de Limulus (LAL). Posteriormente, los cangrejos son liberados de nuevo, si bien en muchas ocasiones terminan muriendo por haberles extraído una cantidad excesiva de hemolinfa.
Esto, junto con otras amenazas (pesca y sobreexplotación para uso como cebo, pérdida y fragmentación de los hábitats costeros e intermareales en los que habitan, contaminación y cambio climático) han reducido un 75% las poblaciones de esta especie en 20 años.
Existen especies que se están viendo afectadas por la disminución drástica del cangrejo cacerola, principalmente aves migratorias de la costa Atlántica, como el correlimos gordo (Calidris canutus), según ha descubierto recientemente el biólogo Larry Niles. Estas requieren los huevos que los cangrejos depositan en las playas para obtener un aporte de energía que les permita realizar la migración. En consecuencia, las rutas y tiempos de las migraciones están siendo alteradas, pudiendo producir, a su vez, desajustes ecológicos adicionales en las zonas de nidificación a las que se dirigen.

El sustituto sintético del LAL y la vacuna contra el Covid-19.
Se ha detectado evidencia científica de que una enzima sintética, denominada factor recombinante C (rFC) puede reemplazar al LAL, siendo el rFC más rentable económicamente e incluso más eficaz. Esto supondría el cese en la utilización de estos animales vivos en estado vulnerable de conservación. Actualmente, en Europa se acaba de aceptar el uso del rFC como sustituto del LAL.
Distintos problemas jurídicos han impedido la utilización del rFC desde el momento en el que fue descubierto. Muchas empresas farmacéuticas se encuentran realizando la transición del uso de LAL a rFC, y se espera que el primer medicamento que contenga rFC esté destinado al tratamiento de las migrañas.
Sin embargo, la carrera actual por la obtención de la vacuna contra el Covid-19 ha provocado que en Estados Unidos se rechace el uso del sustituto sintético del LAL, y que se continúe utilizando la hemolinfa de Limulus para realizar pruebas de endotoxinas a las vacunas.
Las empresas farmacéuticas inmersas en este procedimiento afirman que no existe riesgo de desabastecimiento ni un peligro real para las poblaciones de esta especie, a pesar de su drástica disminución y su catalogación como especie vulnerable por la UICN.