
Hace unos meses, Andrés Peredo (@MiluElBarbaro en Twitter) nos comentó que tenía una historia que contar. Había estado investigando sobre el plan de reintroducción del Leopardo del Cáucaso. Como no podía ser de otra manera, le invitamos a que escribiera unas líneas sobre ello y que nos contara también su experiencia en un podcast. Te dejamos primero el podcast y luego lo que escribió Andres.
Escucha «Tras la pista del la reintroducción del leopardo persa del Caucaso, con Andrés Peredo | Oikos #27» en Spreaker.Lo dicho, os dejamos con el texto de Andres Peredo sobre la reintroducción del Leopardo persa del Cáucaso
Andrés Peredo (@MiluElBarbaro)
En el verano de 2017 los autores de este artículo decidimos iniciar una búsqueda tras los pasos del amenazado leopardo persa. Hace unos años el gobierno ruso comenzó un programa de cría en cautividad y reintroducción (similar al del lince ibérico) en el Cáucaso ruso, donde siglos atrás el felino campaba a sus anchas pero donde actualmente quedan menos de 10 panteras. Aquel verano tuvimos la suerte de entrevistar a expertos, visitar el centro de cría del leopardo y colaborar con el equipo de monitoreo.
El Cáucaso y el leopardo
Agosto de 2017. En el departamento de Biogeografía de la Universidad de Humboldt, en Berlín, nos reciben los científicos Arash Ghoddousi, Benjamin Bleyhl y Sevinj Sarukhavona. Ellos son parte del equipo de investigación que trabaja en el Cáucaso estudiando conectividad del paisaje y corredores de fauna a gran escala, centrándose en animales como el bisonte europeo o el propio leopardo persa (Panthera pardus saxicolor).
Según ellos el Cáucaso es uno de los 34 puntos calientes de biodiversidad del planeta, albergando unas 1600 especies endémicas de plantas, estando 51 de sus especies de animales y plantas protegidas.
El Cáucaso está delimitado por dos cordilleras paralelas que discurren entre el mar Negro y el mar Caspio: el enorme muro de 1200 km que es el Gran Cáucaso, en el norte; y los macizos de unos 2000 m de altura del Pequeño Cáucaso, en el sur. En sus 300 000 km2se puede descender desde los 5642 m del monte Elbrús hasta los -28 m de las llanuras centrales azeríes.
La región también es culturalmente muy diversa y políticamente compleja, atravesando seis países (Irán, Azerbaiyán, Armenia, Turquía, Georgia y Rusia) y tres territorios disputados (Abjasia, Artsaj y Osetia del sur). En su extensión se hablan más de 60 lenguas de distintos orígenes, y allí conviven cristianos, musulmanes, judíos, bahá’ís y budistas; culturas caucásicas, indoeuropeas, iranias o túrquicas entre otras.

Los investigadores remarcan que este territorio, prácticamente salvaje, recibe mucho apoyo económico para desarrollar programas de conservación, y que la colaboración entre ONGs, grupos de investigación y organismos oficiales de todos los países de la zona está a la orden del día pese a las tensiones políticas existentes. El Cáucaso es por ello un territorio muy atractivo para multitud de grupos científicos.
El plan estratégico para el leopardo en el Cáucaso es un buen ejemplo de cooperación internacional y de relativa disponibilidad de financiación. Dicho plan viene desarrollándose unos diez años, y por el momento está enfocado en mejorar la monitorización de la población de leopardo. También se han marcado otros objetivos a medio plazo, como la identificación riesgos y áreas clave para la especie, a fin de poder recuperar las poblaciones históricas de pantera persa.

La situación actual de leopardo dista mucho de ser ideal. Aunque hay poblaciones bien conservadas en Irán, Afganistán y Turkmenistán, se calcula que en el sur del Cáucaso hay menos de 10 ejemplares y en el norte menos de cinco. Pese a su situación desesperada, esta especie recibe una especial atención por ser considerada tanto una especie bandera (su carisma hace sencillo publicitar programas de conservación y conseguir fondos) como una especie paraguas (su conservación implica la protección de los herbívoros que son sus presas y de la multitud de hábitats que habita).

Paralelamente a los programas de protección y recuperación de hábitats y presas del leopardo persa, Rusia comenzó hace diez años un programa independiente de cría y reintroducción de estas panteras. Las primeras tres reintroducciones (La hembra Viktoria y los machos Kili y Ajún) fueron realizadas en 2015 en el noroeste del Gran Cáucaso, el extremo del área de distribución histórica del felino, geográficamente muy alejadas de las poblaciones fuente de leopardo.
El pasado verano se unieron a ellos otros tres individuos (La hembra Volna y los machos Elbrús y Artiok), dos de ellos liberados en Osetia del Norte y el tercero en la misma zona que los tres pioneros. Preguntados por este programa, los expertos de la Universidad de Humboldt contestan con cautela y escepticismo: “No somos expertos en reintroducciones. (…) Si estos individuos están separados de otras poblaciones sólo se creará una pequeña población aislada, que es mejor que ninguna población de leopardos, pero a la larga no muy útil para la conservación de la especie”.
Semanas después de esta entrevista volamos rumbo a Rusia con la esperanza de visitar el centro de cría del leopardo.
El programa de cría de la pantera persa
Septiembre de 2017. El clima en el suroeste de Rusia sorprende a quien no lo conoce: es tan cálido y seco como Madrid en verano. A Sochi acude gente de todo el país para disfrutar del calor del sur y de las aguas del mar Negro. Pero Sochi no es sólo un resort de playa en verano y esquí en invierno, también es sede del Parque Natural del Gran Cáucaso. Allí somos recibidos por su director e iniciador del proyecto de reintroducción del leopardo, Umar Semenov.
Umar nos cuenta con todo lujo de detalles cómo nació la idea y el proyecto: Natural de la zona, siempre había escuchado historias, había visto viejas pieles de leopardo en aldeas perdidas entre las montañas y ese romanticismo cristalizó en su mente hasta que logró presentar un plan que fue aprobado y financiado por el estado y por empresas privadas.
En el Parque Natural se encargarían de la cría mientras que el Instituto Semenov de Ecología y Evolución estudiaría dónde era más adecuado realizar las reintroducciones y coordinaría el programa. Finalmente WWF financiaría el monitoreo de los individuos reintroducidos, comprando las cámaras trampa y los collares radiotransmisores que los leopardos portan durante su primer año en libertad.

Al día siguiente estoy subido en un quad con Nikolai,estudiante de doctorado y trabajador del centro de cría del leopardo,recorriendo la senda de grava que lleva a dichas instalaciones. No puedo evitar pensar en Jurassic park cuando atravesamos las puertas y al parecer no soy el primero que ve un parecido. Nikolai nos enseña la pequeña área del centro que se puede visitar: la mayoría del recinto sólo puede verse a través de las cámaras, pues se busca que los leopardos tengan el mínimo contacto con el ser humano.
Nos explica que hay un recinto principal dividido en seis zonas, las cuales mantienen separados a los leopardos para evitar peleas. Además hay unas pequeñas áreas donde una madre puede estar con sus crías o los machos pueden ser separados en caso de que no haya zonas libres en el recinto principal. Y en una de estas áreas es donde conocemos a Fisht, el macho hermano de Viktoria que no pudo ser liberado para evitar posibles problemas de consanguinidad.

Las parejas reproductoras las forman leopardos traídos de Turkmenistán así como individuos nacidos en cautividad provenientes de distintos zoos. Una vez nacen los cachorros y estos crecen lo suficiente son liberados junto a su madre en el recinto principal, donde viven en condiciones de semilibertad. Allí pasan su infancia y su adolescencia mientras aprenden a cazar de su madre.
Los guardas proporcionan a los leopardos toda presa que puedan encontrar cuando estén en libertad: desde grandes ungulados como ciervos, jabalíes o cabras montesas hasta pequeños carnívoros como tejones o nutrias. Una vez los jóvenes llegan a la edad adulta son sometidos a pruebas etológicas para comprobar su capacidad de supervivencia en libertad: no solamente deben de ser capaces de cazar por sí mismos sino que deben sentir miedo por el hombre para reducir al mínimo la posibilidad de un ataque a humanos.

Nos despedimos allí de Nikolai y del resto del equipo, esperando seguir próximamente las huellas de los colegas del gato Fisht en su ambiente natural.
Siguiendo la pista al leopardo del Cáucaso
Al día siguiente recibimos una llamada del grupo de monitoreo del leopardo: el collar con radiotransmisor del tercero de los leopardos liberados, Kili, se ha caído. El lunes irán a recuperarlo y estamos invitados a acompañar al grupo en la búsqueda.

Serguéi Trepet y Alim Pkhitikov son dos miembros del equipo de monitoreo. Biólogos de formación, han estado envueltos en numerosas reuniones, nacionales e internacionales, sobre la conservación del leopardo. Serguéi nos cuenta que los tres leopardos reintroducidos fueron liberados en la reserva natural del Gran Cáucaso, zona de alta montaña, en el verano.
Al acercarse el invierno las panteras se marcharon hacia zonas más bajas, buscando el bosque caducifolio de las estribaciones montañosas. Durante el último año han seguido los movimientos de dos de las panteras, Viktoria y Kili, a través de sus collares radiotransmisores (el collar de Ajún se cayó a los pocos días de ser reintroducido). La bajísima densidad de individuos hace que los leopardos apenas marquen su territorio, y al haberse desprendido el último collar radiotransmisor, el monitoreo se basa en la suerte y en el buen ojo de los investigadores a la hora de colocar cámaras trampa.

Estamos entre dos pueblos, entre colinas cubiertas de bosque, a escasos kilómetros de zonas urbanas. Seguimos un sendero que atraviesa un bosque de hayas, con el sotobosque compuesto de helechos, por donde la señal del collar de Kili nos envía. No sabemos cuánto tiempo llevará recuperar el collar, tardaron tres días en encontrar el collar de Ajún, y el de Viktoria se perdió para siempre.
Por suerte Aspik, un voluntario que por amor a la naturaleza ayuda frecuentemente a Seguéi y a Alim, ve el collar pasadas un par de horas. Hace tan sólo dos días un leopardo estuvo allí, uno de los tres que han vuelto.

No termina allí la expedición: siguiendo el último recorrido de Kili registrado vemos dónde hizo noche el fin de semana. Los restos de los cadáveres de un par de corzos, cazados por la pantera y carroñeados por un oportunista oso pardo, nos revelan múltiples interacciones entre especies. El leopardo es un superpredador, pero evitará un encuentro con un oso siempre que pueda. Y del mismo modo, una manada de lobos se mantendrá alejada de un leopardo. Este argumento es el principal que se ha utilizado en los múltiples talleres y charlas de educación ambiental que Serguéi ha impartido entre la población local: donde hay leopardo no hay lobo.

Pasamos la noche en un albergue de la guardería de la reserva natural del Gran Cáucaso, confraternizando con Serguéi, Alim y Aspik en la cena. Nuestros anfitriones hacen gala de la legendaria hospitalidad rusa y pasamos una noche que quedará en nuestra memoria. A la mañana siguiente les acompañamos por el territorio del leopardo mientras colocan cámaras trampa. El increíble paisaje del Cáucaso, con el Elbrús dominando las montañas sobre el mosaico de bosques y pastizales nos despide.

Tiempo después, seguimos las noticias que nos llegan desde allí. Entre los tres primeros leopardos liberados, Ajún se haya en paradero desconocido casi desde el día en que fue reintroducido, esperamos que haciendo suyo el paisaje increíble del Cáucaso. En cuanto a Viktoria, el año pasado fue recapturada en Abjasia y liberada nuevamente en Rusia, para desgraciadamente aparecer muerta poco tiempo después.
Me siento extremadamente triste al escribir sobre Kili, el leopardo del que recuperamos el collar. En enero fue atrapado en un cepo por cazadores furtivos en Abjasia, para después ser disparado y desollado. Tras recibir estas malas noticias escribí nuevamente al equipo de monitoreo.
“Perdimos otro leopardo del primer trío, pero ¿qué podemos hacer? Estamos en una región difícil, densamente poblada, y muchas veces la gente no tiene mucha cultura de respeto a la naturaleza. Pero debemos continuar, el año pasado otros dos leopardos fueron liberados en Osetia del norte y uno en el Parque Natural del Gran Cáucaso. Y el año que viene habrá más sueltas”, me respondió Alim.
