
El cambio climático cada vez muestra más indicios que preocupan, entre ellos está la grave sequía que sufre el viejo continente desde 2018, a esto se suma el hecho de que el agua subterránea está disminuyendo progresivamente. Esto lo confirma un estudio del Instituto de Geodesia de la Universidad de Tecnología de Graz, en Austria. En el trabajo también han participado instituciones de Alemania, España, Francia, Financia, Países Bajos y Suiza.
Aunque los fenómenos meteorológicos extremos con inundaciones ofrezcan temporalmente una imagen diferente, la realidad es que Europa sufre una grave sequía.
La investigación mencionada anteriormente señala que se produjo una llamativa escasez de agua en Europa Central durante los meses de verano de 2018 y 2019. Desde entonces, los niveles se han mantenido bajos de forma constante.
Como parte del proyecto de la UE Global Gravity-based Groundwater Product (G3P), utilizaron la gravimetría por satélite para observar los recursos de aguas subterráneas del mundo y documentaron sus cambios en los últimos años. Los efectos de esta prolongada sequía se hicieron patentes en Europa en el verano de 2022.
Los datos recopilados en el estudio mostraban cauces secos, aguas estancadas que desaparecían poco a poco y, con ellas, numerosos impactos sobre la naturaleza y las personas. Por mencionar solo algunas de esas consecuencias: escasez energética, especies acuáticas que perdieron su hábitat, suelos secos que causaron muchos problemas a la agricultura. Además, las centrales nucleares de Francia carecían de agua de refrigeración para generar electricidad suficiente y las centrales hidroeléctricas tampoco podían cumplir su función sin agua suficiente.
El problema de escasez de agua en Europa crece día a día
Los expertos indican que es necesario documentar con datos la sequía y disponer de misiones continuas de satélites para obtener datos precisos de los cambios existentes.
El sistema de análisis por mapa gravitacional aún no determina la cantidad de agua subterránea porque los satélites muestran todos los cambios de masa y no distinguen entre mar, lagos o aguas subterráneas.
Para ello es necesaria la cooperación con todos los demás socios del proyecto G3P de la UE. Torsten Mayer-Gürr y su equipo del Instituto de Geodesia de la Universidad de Tecnología de Graz, proporcionan la masa total, de la que luego se restan los cambios de masa en los ríos y lagos, también se restan la humedad del suelo, la nieve y el hielo y, finalmente, sólo quedan las aguas subterráneas.
El resultado de esta cooperación demuestra que la situación del agua en Europa es muy precaria. El testimonio de Torsten Mayer-Gürr obtenido por Agencia Sinc, expresa: «Hace unos años, nunca habría imaginado que el agua sería un problema aquí en Europa, especialmente en Alemania o Austria. Aquí estamos teniendo problemas con el suministro de agua; tenemos que pensar en ello».
En estos estudios colaboran entidades de Austria (Universidad Tecnológica de Graz, Universidad Tecnológica de Viena, Centro de Datos de Observación de la Tierra), Alemania (Geo Forschungs Zentrum en Potsdam), Suiza (Universidad de Berna, Universidad de Zúrich), Francia (Collection Localisation Satellites, Laboratoire d’Etudes en Géophysique et Océanographie Spatiales LEGOS, Magellium), España (FutureWater), Finlandia (Instituto Meteorológico Finlandés) y los Países Bajos (Centro Internacional de Evaluación de Recursos de Aguas Subterráneas).