
Para conservar y conocer el océano necesitamos tecnologías que nos ayuden a realizar mediciones para poder comprender algunos de los fenómenos que aún no conocemos. Y no solo eso, necesitamos que estas mediciones persistan en el tiempo, para así poder apreciar cambios en el océano, tanto en superficie como en profundidad.
Según la organización internacional de la Década de los Océanos de las Naciones Unidas, “Un océano predecible es aquel en el que la sociedad entiende y puede responder a las condiciones cambiantes del océano” y “un océano accesible es aquel que proporciona acceso abierto y equitativo a los datos, la información y la tecnología y la innovación”.
¿Cómo lo llevamos a la práctica?
¿Cuál es la importancia de tener un océano predecible y accesible?
Desde el punto de vista de la oceanografía física, la tierra está cubierta en su mayor parte por agua y el agua almacena calor es 4000 veces mayor que la del aire. Solo 2,5m3 de agua tienen la misma capacidad de almacenar calor que toda la columna de la atmósfera.
Es por ello que los oceanógrafos físicos tienen un gran interés en la temperatura del océano, ya que son los que gobiernan nuestros cambios en todas las escalas temporales, tanto actuales como de miles de años.
Por tanto un océano predecible nos tiene que servir para saber cómo de tarde vamos a tardar en cruzar el umbral de 2,5ºC grados de temperatura que se esperan alcanzar con las predicciones de los escenarios de cambio climático.
Además, el océano tiene un papel muy importante en los cambios de la Tierra y aunque se diga que la Tierra está cambiando siempre, el matiz justo está en la palabra predecible.
Somos conscientes que los cambios que se están produciendo ahora responden a una variabilidad natural temporal, pero también es cierto que tenemos que saber cómo están influyendo las actividades humanas actuales para poder predecir.
Hace 100 años los océanos cambiaban de una manera y ahora cambian mucho más rápido y esto se ha demostrado científicamente.
Conocer la variabilidad nos va a ayudar mucho a saber cómo va a cambiar en el tiempo y esta predicción nos ayudará a paliar los efectos o saber si es complicado hacerlo.
Por último, existe el reto y la necesidad de traducir todo este cambio de una manera accesible a los ciudadanos, para que ellos mismos puedan ver cómo estamos cambiando y hacia dónde vamos.
¿Qué papel tienen los océanos para el clima?
Hay mucho desconocimiento en general sobre la importancia de los océanos en el clima y las oscilaciones de temperatura que tenemos.
Entre 1998 y 2013 se definió un periodo que se conoce como “el hiato” en el calentamiento global porque parecía que la temperatura del planeta, a nivel superficial, medida en la temperatura del aire, no aumentaba como lo había hecho en décadas anteriores.
Esto sirvió de argumento para mucha gente para decir que el cambio climático, el cambio global o el calentamiento no existían, porque no estaba aumentando la temperatura del aire como se esperaba.
Esto hizo que se activara una investigación por parte de la comunidad científica sobre lo que se denominó como el “missing heat” en castellano “el calor perdido” y se demostró que estaba “escondido” en las profundidades del océano.
Además, este periodo inesperado coincidió con el fenómeno climático conocido como “la niña”. Cuando en 2014 el fenómeno se revirtió y pasamos a una etapa de “el niño”, la temperatura de la superficie del planeta que estaba en una anomalía de -0.6ºC pasó a +1ºC. De 2014 en adelante se han registrado los años más cálidos.
Por tanto, el hecho de cómo el océano a través de sus cambios, como se almacena el calor y su circulación ha sido responsable de un aumento de temperatura de la superficie del planeta de 0.4ºC.
A esto es a lo que nos referimos cuando hablamos de que el océano tiene un enorme potencial y es crucial para almacenar más del 90% de la energía del sistema climático. Por eso es tan importante saber dónde se almacena el calor, como lo hace, con qué mecanismos, como lo libera, como circula para realmente predecir su papel en el clima.
Por otro lado, los océanos son un sumidero para el CO2 que hay en la atmósfera gracias a una serie de procesos físicos y químicos que se encargan de que quede secuestrado.
La materia orgánica participa en este secuestro, sobre todo a larga escala. En las profundidades marinas, la materia orgánica está formada por carbono e hidrógeno y este CO2 queda transformado en las profundidades manteniendo los niveles de CO2 en la atmósfera.
No obstante hay que saber cómo se atrapa este CO2, cuál es su capacidad, en que momento nos encontramos ahora y cuáles son los procesos que suceden exactamente.
Conocer estos detalles es fundamental para saber si estamos llegando al límite de capacidad y por tanto significará que no habrá más almacenamiento de CO2 en los océanos y que se quedará en la atmósfera, aumentando los efectos que esto conlleva.
¿Cómo podemos conectar a las personas con los océanos?
Existe el proyecto RADIALES que consiste en observar el océano y crear una base de series temporales. Fue creado por el IEO en los 80 y se trata de observar por secciones (puntos en el océano que se muestrean de manera fija y periódica) y se muestrea desde costa hasta casi 3000m de profundidad para permitirnos tener una visión de los tipos de cambios y variabilidad del océano.
Se ha visto cómo los eventos extremos han cambiado en otras ocasiones la configuración oceánica de manera importante haciendo cambios en la estructura, en la circulación en el atlántico a escala de cuenca o a nivel de secuestro de calor.
Por otro lado existen plataformas de acceso abierto como “Ocean sites – GOOS – global ocean observing system” que ofrecen no solo a la comunidad científica, si no a cualquier persona que quiera acceder, datos en un formato estándar para el uso que se necesite.
¿Cuál es el papel de la oceanografía operacional para hacer un océano más accesible?
Hoy en día es posible tener datos a tiempo real gracias a boyas especializadas. Sin embargo, un conjunto de datos sin saber la calidad de las medidas y hacer calibraciones en el laboratorio no son útiles para realmente obtener resultados y conclusiones.
Para calibrar hay que ajustar las medidas y así poder hacer predicciones para saber por ejemplo, si vienen mareas de algas rojas o se ha producido algún vertido al medio marino que pueda afectar a las jaulas de cultivo de especies.
Por tanto la oceanografía operacional está muy bien y es necesaria porque se centra en tener muchos datos en poco tiempo, pero no es útil si no se dedica tiempo a interpretar esos datos y hacer ciencia para poder hacer transferencia de esos datos, tener un océano más accesible y predecible y dar soluciones a los políticos y gestores.
Resumiendo, todas las disciplinas son piezas de un puzzle donde todas son necesarias en esta ciencia multidisciplinar como es la oceanografía y hay que trabajar en equipo, conocer el lenguaje de los compañeros de biólogos, físicos, químicos y trabajar unidos para obtener los mejores resultados.
¿Qué soluciones se ofrecen a gobiernos, empresas y sociedad para lograr un océano más accesible y predecible?
Convertir esos datos en aplicaciones y usos del día a día para la gestión, que permitan, por ejemplo, predecir mareas rojas, avisar de eventos de contaminación que no son evidentes, etc. Por tanto, desarrollar más sensores de información a corto plazo debería ser una línea de trabajo para obtener más datos.
Divulgar, poner a disposición y compartir la información sobre los océanos y su implicación en los cambios del clima es fundamental.
En este artículo tienes las ideas principales del tercer episodio de “El Hidrófono: ciencia marina para escuchar” donde se tratan los últimos avances en las ciencias marinas para lograr dos de los objetivos de la década de los océanos: un océano más predecible y accesible con Raquel Somavilla (CO Santander) y Mar Nieto (CO A Coruña). Puedes escuchar el podcast entero en el siguiente reproductor para saber más sobre “qué es un océano predecible y accesible”.
Escucha»Un océano predecible y accesible #03″ en Spreaker.