
Las mareas rojas es un fenómeno que implica un crecimiento de una o distintas especies de microalgas de manera rápida en una zona acuática determinada, ya sea marina o de agua dulce.
Se le llama marea roja porque debido a la pigmentación rojiza de los microorganismos que poseen las aguas se tiñen de una tonalidad rojiza. Algunos de estos microorganismos pueden producir toxinas peligrosas para los ecosistemas y sus organismos.
Además de los efectos negativos que pueda tener para los ecosistemas y sus organismos, tenemos efectos directos e indirectos en la sociedad y la salud humana. Hablando de la salud humana, si ingerimos por ejemplo pescado que haya estado alimentándose de esa proliferación de microalgas, podríamos tener contacto con esas toxinas.
Otro tipo de impactos derivados de las mareas rojas y los aspectos socioeconómicos son en el sector turístico. Cuando las playas o ríos están sufriendo un fenómeno de estas características el sistema se presenta con un olor fuerte, posibles animales muertos a flote, un aspecto poco paradisiaco y un color que puede llegar a generar rechazo con las consecuencias de afluencia a la zona que esto conlleva.
Lo cierto es que, en algunos casos, las proliferaciones son naturales, porque existen de manera natural con su correspondiente impacto en el ecosistema, pero el problema es cuando nosotros agravamos el problema o llevamos problemas a zonas donde antes no tenían con el transporte marítimo y las aguas de lastre por ejemplo.
Por eso es muy importante conocer bien las condiciones normales del medio marino mediante mediciones in situ y series temporales para poder detectar cuando hay una alteración de alguna variable que nos indique que puede haber desequilibrio y por tanto darse fenómenos como las mareas rojas.
Aquí es donde los sistemas de monitoreo y alerta temprana juegan un papel fundamental, ya no solo para un fenómeno como son las mareas rojas sino también para prevención de tsunamis, terremotos y otros fenómenos relacionados con la naturaleza.
De todas formas no debemos olvidar que tener un buen sistema de monitoreo y de alerta temprana hace que proteja la seguridad del consumidor, pero no los ecosistemas ya que pueden seguir viéndose afectados gravemente.
La mejor combinación es hacer una gestión integrada de todos los factores tanto socioeconómicos como ambientales e involucrar a todas las partes interesadas para que podamos gestionar de manera sostenible y beneficiosa para todos estos tipos de eventos.