
El 26 de abril de 1986, el reactor nº4 de la central nuclear de Chernobyl, en Ucrania, durante unas pruebas técnicas, sufrió una explosión. En esta explosión se emitió unas 400 veces más radiación que la liberada por la bomba nuclear de Hiroshima, en Japón. A consecuencia de esto, se calculó que la vida no sería posible en la zona del accidente al menos en 20000 años. Sin embargo, estas estimaciones no fueron certeras pues la zona sigue habitada por bosques, praderas y animales.
Sorprendentemente Chernobyl no se encuentra desierta como se esperaba. Germán Orizaola, biólogo e investigador Ramón y Cajal del instituto mixto de investigación en biodiversidad, en Mieres, durante la conversación mantenida en el programa 51 de Actualidad y Empleo Ambiental afirma que “Tras más de tres décadas del accidente la zona ahora mismo en cuestión de biodiversidad tiene el mismo número de especies, no ha habido pérdidas. Incluso ha habido alguna ganancia. […] Y en general hay bastante abundancia de fauna”.
Un caso concreto se observó con especies de lobos, alce y corzo en Bielorrusia, una zona también muy afectada por el accidente. En el año 87, un año después de la explosión, la abundancia de estos grandes mamíferos fue visiblemente baja. Sin embargo, al año siguiente, en el 88, las poblaciones comienzan a recuperarse, y ya en los 90 se encuentran totalmente recuperadas.
¿Cómo es posible?
Chernobyl está situada al norte de Ucrania y tiene una superficie de 250 km². Su gran tamaño permitió que no todos los animales murieran en el accidente. Hay zonas más afectadas por la radiación, como es la propia área de exclusión, pero hay otras que no sufrieron tanto, como al sur de Chernobyl donde la radiación es igual a la que podemos tener en nuestras casas, conocida como radiación de fondo, y es prácticamente nula.
Las zonas más críticas con el tiempo fueron perdiendo radiactividad por un proceso de degradación, reduciéndose la peligrosidad en estas zonas. Aunque la radiación sigue estando presente, la fauna y flora ha conseguido desarrollar mecanismos de adaptación que les hace ser tolerantes a este factor ambiental.
Actualmente, la fauna y la flora habita tanto estos lugares apenas afectados por la radiación, como las zonas críticas y más radiactivas. Orizaola investiga concretamente una zona de marismas situada aproximadamente a un kilómetro del reactor averiado. Estas aguas son un lugar de estudio pues se encuentra repleto de anfibios.
En este reproductor puedes escuchar más sobre la fauna y flora de Chernobyl:
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