
Los plásticos poco a poco han ido llenando de noticias y papers las secciones de medioambiente de periódicos y revistas, y no por falta de motivos. Este material, aunque parezca mentira, tiene sus ventajas frente a otros materiales destinados al mismo uso. Sin embargo, es necesario reducir su uso, reutilizarlo al máximo y, en última instancia, reciclarlo. Hablaremos de cada una de estas fases, empezando por la última.
Si, el plástico debe ser reciclado, obviamente
Seguramente hayas escuchado o leído en redes recientemente la frase “Ecoembes miente”. Esta frase está en lo cierto pues el reciclado del plástico que les llega no alcanza los porcentajes que ellos anuncian. Sin embargo, tirar el residuo plástico a otro contenedor tan solo consigue empeorar la situación pues el reciclado será aún menor. Debemos seguir separando nuestros residuos.
Cuando el plástico es recogido de los contenedores amarillos, es clasificado por color y forma de la sustancia (PET, HDPE, mezcla), luego es limpiado, compactado y empacado. Hay dos formas principales —diariamente se avanza en este campo de la investigación para proponer alternativas a las formas convencionales de reciclado— de reciclaje de plásticos: el reciclaje mecánico y el reciclaje químico.
Reciclaje mecánico
Es el proceso más utilizado en España. Consiste en cortar los trozos de plástico con la ayuda de cuchillas industriales en pequeños granos y luego molerlos, siguiendo los siguientes pasos: trituración, lavado y molienda. Si se termina este proceso, el gránulo se derrite y el plástico toma una nueva forma.
Eliminación química
En este proceso los plásticos son degradados mediante calor o catalizadores hasta tal punto que las macromoléculas se descomponen, dejando atrás moléculas individuales, generalmente conocidas como monómeros. Posteriormente, estos monómeros pueden ser usados para fabricar otras formas de plásticos o combustibles.
Pero antes mejor reutilizar al máximo el plástico.
Multitud de iniciativas nacen cada día con el objetivo de reutilizar el plástico.
En construcción ya existen ladrillos hechos de plástico. Además, recientemente un grupo de científicas de la Escuela Técnica Superior de Edificación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha analizado las propiedades de los plásticos para aplicarlos como materia prima secundaria en paneles de yeso, como alternativa a los productos ya existentes para los edificios. Y el resultado ha sido un éxito.
La ropa también contiene plásticos en forma de fibras sintéticas, por lo que darle un nuevo uso a nuestras prendas también es reutilizar plástico.
Incluso en el arte hay corrientes como el “Residualismo” que consiste en aprovechar los residuos y lo dignifica como punto de apoyo para un nuevo orden estético. Si te interesa este punto, búscate el Podcast “Actualidad y Empleo Ambiental” en tu reproductor y vete al programa 58.
Aunque, lo primero es reducir el consumo
Lo primero que debemos hacer es reducir nuestro consumo. Esta frase debería ser nuestra ley de vida, aplicable a cualquier producto. Justo coincide que este fin de semana pasado fue el famoso “Black Friday”, un invento creado básicamente para hacernos consumir por encima de nuestras necesidades. Por encima de nuestras necesidades y por encima de las capacidades del planeta.
En estos momentos donde las campañas de marketing emplean toda su maquinaria para hacernos consumir, y el resto del año donde el plástico se ubica en casi cada producto, debemos ser conscientes de su efecto. Ya vimos en nuestra web el efecto de los plásticos en ecosistemas marinos y terrestres, y en concreto el efecto de los microplásticos en aves rapaces.
Muchas veces los plásticos pueden ofrecernos beneficios frente a otros productos destinados al mismo uso. Algunos de los beneficios que nos ofrecen los distintos tipos de plásticos es que son ligeros, versátiles, durables, aislantes eléctricos, resistentes, inertes e higiénicos.
Hay que evaluar muy bien cada parte del proceso de producción, el transporte, el uso que vamos a darle al producto, el tiempo que vamos a estar usándolo, etc. Para entender esto mejor vamos a poner un ejemplo: las bolsas. Las bolsas de tela deben ser utilizadas 131 veces para que su impacto sobre el planeta sea menor que el de una bolsa de plástico.
La regla de las tres erres es fundamental y tiene que quedar grabada en nuestra mente pues resulta fundamental para no sobrecargar el planeta.