
Todos hemos escuchado, incluso estudiado en los cursos de enseñanza obligatorios, distintos conceptos de ecología en lo referente a la procedencia de las especies. Estos conceptos son especie autóctona, especie endémica, especie exótica o alóctona, especie invasora, pero, ¿sabemos realmente qué significan? O, mejor dicho, ¿sabemos realmente cuál es la diferencia entre estos términos? Algunos de hecho pueden dar lugar a confusiones si no se explican de forma correcta, y ese es el objetivo del siguiente artículo, despejar las dudas que puedan surgir al respecto de manera muy sencilla y rápida. Acompañaremos de ejemplos estas definiciones, tanto de plantas como de animales, y lo más conocidos posibles para que así resulte más fácil entender a qué nos referimos.
Especie endémica
Una especie endémica es una especie que pertenece a una región en concreto, provincia, país, o incluso un continente. Es un término que se utiliza principalmente cuando hablamos de especies que pertenecen a lugares muy delimitados.
El samaruc (Valencia hispanica) es un pez de un tamaño muy pequeño, endémico de unas pocas marjales de la Comunidad Valenciana y el sur de Cataluña. En este caso, al tratarse de una región muy acotada, no hablamos de autóctono, sino que hablamos de endemismo.
Especie autóctona
Una especie autóctona es una especie que pertenece al lugar en el que se encuentra, pero no de forma exclusiva. Suelen ser especies con un área de distribución bastante amplia.
Un ejemplo conocido por todos sería el álamo o chopo blanco (Populus alba). Esta especie es autóctona de España, pero su distribución es tan amplia a nivel mundial que no hablamos de endemismo, sino de especie autóctona. No especificamos un lugar de pertenencia.
Especie alóctona o especie exótica
Una especie alóctona o exótica es una especie que no pertenece al lugar en el que se encuentra.
Cualquier especie botánica ornamental que encontramos en las grandes ciudades nos sirve como ejemplo de lo que es una especie exótica o alóctona. Y puede que más de una de ellas sea, además, invasora. Pero debido a las condiciones de control en las que se encuentran (hablamos de zonas verdes en espacios urbanos, tienen muy pocas posibilidades de extenderse) no muestran un comportamiento invasor. Un ejemplo clásico es el castaño de indias (Aesculus hippocastanum).
Especie invasora
Una especie invasora no es lo mismo que una especie exótica, significa que esa especie tiene un marcado comportamiento invasor, que tiende a colonizar lugares o espacios con cierta facilidad. Suelen ser especies generalistas, que se adaptan con mucha facilidad a lugares con características diferentes a las suyas de procedencia, y que consiguen desplazar a las especies que se encuentran de forma natural en ese ecosistema. Lo habitual es que una especie invasora sea siempre también exótica, pero no todas las especies exóticas tienen por qué ser invasoras. Y esto es importante, porque es una confusión muy habitual a la hora de manejar la terminología, y como veis, tienen significados muy diferentes.
El chopo (Populus nigra) es una especie autóctona de España, pero no de todas las regiones. De hecho, en la región mediterránea se encuentra muy extendido, debido principalmente al uso maderero que se ha hecho de esta especie, naturalizándose en ríos de zonas a las que no pertenecía. Esta especie tiene un marcado comportamiento invasor, por lo que tras el abandono de la gestión tradicional del territorio ha tendido a extenderse por las riberas. Sin embargo, ya no hablamos de especie exótica o alóctona, aunque bien es cierto que no pertenece exactamente a esa región, pero proviene de regiones lejanas como ocurre con especies tropicales, por ejemplo.
Especie exótica e invasora
Como decíamos en el apartado anterior, puede darse el caso de que una especie además de tener la condición de exótica o alóctona, muestre un comportamiento invasor. De hecho, lo habitual es que las especies exóticas más problemáticas sean invasoras, por esto precisamente crean problemas, lo que precipita que también sean conocidas, cosa que ocurre con la mayoría.
En este apartado podemos hablar de muchísimas especies. Concretamente hablando de fauna, los ejemplos más famosos en los ecosistemas urbanos serían las cotorras de Kramer (Psittacula krameri) y Argentina (Myiopsitta monachus), o la cucaracha americana (Periplaneta americana). En ecosistemas más naturales, el cangrejo americano (Procambarus clarkii), el galápago de florida (Trachemys scripta elegans), el cangrejo azul (Callinectes sapidus) … o un ejemplo realmente sorprendente, el mapache boreal (Procyon lotor) en la Sierra de Guadarrama.
Y para terminar, hablemos de mapaches
La mayoría de los lectores conoceréis el gran éxito de Disney de los 90 Pocahontas. Una película preciosa en la que entre otras cosas se hablaba del respeto por la naturaleza, y que sin duda inspiró a una generación.
Pocahontas tenía dos amigos, Flit, un precioso colibrí azul; y Meeko, un simpático y curioso mapache. Paradójicamente, una película que buscaba despertar ese respeto por la naturaleza, acabó motivando a cientos de familias a adquirir un pequeño Meeko como mascota. Pero los mapaches son animales salvajes, no domesticables, y como pasa tantas veces, el cachorrito de mapache creció y resultó ser insostenible en una vivienda, por lo que estas familias tuvieron que tomar la decisión de deshacerse de él. Y como sacrificarlo no era una opción, y en esta bella película aprendimos que Pocahontas y sus amigos vivían en el bosque, a estas personas les pareció una buena idea soltar a sus Meeko en Guadarrama, para que fueran felices.
Pero los bellos bosques americanos poco tienen que ver con los bosques ibéricos, y tampoco su fauna. Así, resultó que el mapache es una especie agresiva con un importante comportamiento colonizador, que comenzó a reproducirse y a ocupar el nicho de las especies que había instauradas. Al principio se hablaba de unos pocos, no tenía importancia. Unos 20 años después, la población es completamente incontrolable, y amenaza el equilibrio ecológico no sólo de la Sierra de Guadarrama, sino de muchos espacios naturales de la Comunidad de Madrid.
Y como dato, en la historia de la Tierra, de forma natural las especies se han desplazado, colonizando nuevos espacios, creando perturbaciones en los ecosistemas hasta que volvían a recuperarse, generalmente con la pérdida de especies autóctonas. Pero en los últimos siglos, los responsables del traslado de especies a lo largo y ancho del globo hemos sido los seres humanos, voluntaria o involuntariamente. Somos por tanto los responsables de los daños que estas han creado en los diferentes ecosistemas, y quienes debemos devolver a estos ecosistemas el equilibrio que con nuestras acciones hemos roto.