
La cotorra de Kramer y la cotorra argentina están causando un grave problema ambiental en el Parque de María Luisa, en Sevilla. Estas cotorras son especies invasoras, con una población que está creciendo muchísimo. Por contra, otras especies están viendo peligrar sus poblaciones porque las cotorras las matan. Una de las especies que más está sufriendo es el Nóctulo gigante, un murciélago que ya presentaba algunos problemas de conservación.
Una investigación llevada a cabo por investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y del Centro de Investigación Biomédica (Ciberesp) de Barcelona, publicada en ‘Royal Society Open Science’, concluye que hay que tomar medidas urgentes contra la cotorras si se quiere salvar a la población de Nóctulos.
¿Quiénes son las cotorras de Kramer y qué hacen aquí?
Las cotorras de Kramer y las cotorras Argentinas son dos especies de cotorras que han llegado a España gracias a que eran aves de compañía. Algunas de ellas se escaparon de sus jaulas o fueron liberadas, encontrando en los parques de las ciudades las condiciones favorables para su reproducción(buen clima, abundante comida y ausencia casi total de depredadores). El resultado final es una superpoblación con consecuencias ecológicas para el conjunto de la biodiversidad urbana y periurbana.
La proliferación de cotorras es un grave problema para las especies autóctonas, ya que compiten con ellas por el alimento y por el espacio. En el caso de los nóctulos, los atacan para ocupar sus sitios de nidificación, provocando la muerte de mucho individuos y la expulsión de otros.
No en vano, la cotorra de Kramer está catalogada como una de las 100 especies invasoras más peligrosas de Europa.
Un grave problemas para el Nóctulo gigante y otras especies
El estudio en cuestión se ha centrado en estudiar el impacto de las cotorras sobre los Nóctulos gigantes (Nyctalus lasiopterus), el mayor murciélago europeo
El nóctulo gigante es una especie catalogada como Vulnerable para la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), lo que quiere decir que tiene problemas de conservación. Esta especie tenía en el Parque de María Luisa (Sevilla) uno de sus principales núcleos conocidos.
Y he escrito bien, “tenía”, porque las cotorras están acabando con estos murciélagos. Según estos investigadores, “el número de cotorras se ha multiplicado por 20 en 4 años (2013-2017), mientras que el de nóctulos ha disminuido un 71% en ese mismo periodo”. Además, se ha constatado que muchos de los huecos de los árboles que antes usaban los nóctulos para refugiarse y reproducirse, ahora los usan las cotorras.
Aunque el estudio se centra en el efecto sobre los nóctulos, también se han documentado que atacan y desplazan a otras muchas especies, como palomas, grajillas, pequeños paseriformes (gorriones, carboneros, herrerillos) o rapaces como los cernícalos primilla.
Soluciones contra estas especies invasoras
Las posibles soluciones que han planteado estos investigadores son variadas, como podemos ver en este comunicado. Pero, según los mismos investigadores, la única solución efectiva es cazarlas con escopetas de perdigones.
Con esta solución, aplicada ahora, estiman que en un par de años el problema estaría controlado.
Los animalistas se oponen a cazar la cotorra de Kramer
En el verano de 2017 el Ayuntamiento de Sevilla canceló los planes que tenía para controlar las cotorras cazándolas, debido a las presiones de los animalistas.
Para estos colectivos importa más no cazar cotorras que la supervivencia del resto de especies. Algunas de ellas vulnerables a nivel mundial y que tenían en el Parque de María Luisa uno de sus mejores núcleos poblacionales, como el nóctulo gigante.
Según los informes científicos, no hay manera de controlar las cotorras si no es con esta medida drásticas.
Desde la restauración de ecosistemas, en el control de especies invasoras, a veces, hay que utilizar medidas drásticas.
Desde esta web especializada en restauración ecológica consideramos que en el control de especies invasoras muchas veces hay que tomar medidas impopulares.
En este caso, lo ideal sería tomar otra serie de medidas que no sea cazar a las cotorras, pero si no hay otra manera de controlarlas, pues habrá que actuar según el criterio científico.
Lo que no podemos permitirnos es que una población de una especie invasoras ponga en peligro toda la fauna urbana de nuestras ciudades, así como los campos agrícolas cercanos.
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