
La ciguatera es una intoxicación alimentaria provocada cuando comemos pescado contaminado por las toxinas de microorganismos que viven en ciertas algas.
Las toxinas se acumulan en la cadena trófica, de forma que los peces pequeños se comen las algas y los peces grandes a esos peces pequeños, pasando los tóxicos de unos a otros hasta que llegan al consumo humano.
Los síntomas de la enfermedad más comunes si has comido pescado intoxicado son náuseas, vómitos, diarreas, temblores, debilidad en general, fatiga, etc. Las especies más afectadas por la ciguatera suelen ser aguja, barracuda, mero, pargo, morenas, jureles, etc.
Anualmente, el número de casos diagnosticados ronda los 50.000 pero se estima que hay muchos más de personas que no saben de la existencia de la ciguatera.
Aunque son más comunes en los trópicos y subtrópicos, debido al calentamiento global, la enfermedad se está extendiendo por zonas más al norte y al sur de la zona inicial.
Los organismos con la toxina no presentan ningún rasgo externo para poder identificarlo y evitar intoxicarnos por tanto, es muy importante conocer bien donde se producen las mareas rojas que albergan estas toxinas para tener controladas las actividades de pesca y poder seguir la ruta de los peces de mayor talla para prevenir su consumo.
Por último destacar la importante labor científica en cuanto a la recolección de datos para saber: cuáles son las condiciones normales del mar y poder anticiparse a estas mareas ante valores anómalos, cómo afectan las temperaturas a estas proliferaciones de algas y cuál es la previsión para el futuro, cómo afectará a la industria pesquera y por supuesto cómo podemos mejorar la gestión integral hacia un océano más sostenible, previsible, seguro y accesible.