
Sobre la superficie de varios ríos de España se observa una capa verde y densa. Desde la distancia parece que estamos viendo un prado verde, sin embargo, al acercarnos nos damos cuenta de la realidad. Se trata de la Azolla filiculoides, un helecho del tamaño de una uña que flota sobre la superficie del agua, sin enraizar en el suelo. Se extiende por toda la superficie del agua de lagunas y ríos, impidiendo el paso de oxígeno a la masa de agua.
Ha alcanzado actualmente los ríos Tajo y Guadiana, recorriendo también sus afluentes. Incluso se ha expandido por el embalse de Alcántara, la parte del Tajo Internacional que compartimos con Portugal. También encontramos este helecho tapizando el Tajo a la altura de Monfragüe, como se ve en la imagen destacada de la noticia.
Este helecho ya se detectó en noviembre como pequeños parches verdes, pero la administración pública competente no ha tomado cartas en el asunto desde entonces, dando rienda suelta al helecho de agua.
Origen del helecho de agua y causas de su expansión
Este helecho está catalogado como una de las especies exóticas invasoras más extendidas del mundo. Es endémica de Sudamérica, pero ha recorrido el mundo por varias causas. Entre ellas está su uso como planta decorativa en acuarios, desde donde alcanza los desagües de alguna manera u otra, alcanzando los ríos finalmente.
Una vez en los ríos, su dispersión es rápida debido a la reproducción y al crecimiento de la especie. Este helecho se reproduce por dos vías: de manera vegetativa, es decir, a partir de fragmento de la propia planta; y mediante esporas. Sus esporas son muy ligeras, viajando fácilmente sobre las patas de las aves o adhiriéndose a los barcos que navegan por los ríos.
El crecimiento es otro factor que justifica su potencialidad como invasora. Este helecho crece exponencialmente, es decir, pasamos de tener 4 plantas un día y al otro cientos de ellas. Además, un problema añadido es que su crecimiento se ve favorecido con el calor, por lo que en verano los problemas con esta planta serán aún mayores.
Efectos de Azolla filiculoides sobre los ecosistemas en el Tajo
Su crecimiento sobre la superficie del agua, impide la entrada de luz para que las plantas y bacterias fotosintéticas puedan realizar la fotosíntesis, pero ademas impide la entrada de oxígeno del aire, generando con ambos procesos una anoxia en el interior del río, lagunas o embalses. Esto conlleva a una grave alteración del ecosistema acuático.
Además de que las especies acuáticas presentes previamente en el río son incapaces de realizar la fotosíntesis por la falta de luz. Los propios peces dejan de tener alimento y, por supuesto, también sufren los procesos de anoxia derivados de la falta de oxígeno en el agua, llegando a morir. Que mueran plantas y peces genera un aumento del consumo de oxígeno para su descomposición, lo que genera una cascada de reacciones agravando el problema.
Los efectos de este helecho también se reflejan en la calidad del agua del Tajo, deteriorándose este parámetro. El turismo de pesca, bastante importante en esta zona, se reducirá drásticamente al encontrarnos con ecosistemas degradados. El helecho de agua influye incluso en las turbinas de los embalses.
Diversas imágenes del tajo cubierto de Azolla se han compartido estos días por Redes Sociales. Como la compartida por la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo:
Y las compartidas por nuestro compañero Álvaro Luna:
¿Qué se puede hacer frente a esta especie invasora?
Tenemos el ejemplo del camalote o jacinto de agua (Eichhornia crassipes) como referencia de especie invasora de ríos y embalses. Esta planta invasora ha tapizado la superficie del Guadiana e incluso se necesitó el Badajoz la ayuda de la unidad militar de emergencias para eliminar esta planta. El camalote también ha llegado al Tajo.
Es algo común que la administración no tome cartas en el asunto a la hora de erradicar estas especies, actuando cuando la situación es insostenible.
Por nuestra parte, para impedir la llegada de nuevas especies exóticas invasoras y para evitar agravar la situación actual, es necesario no comprar especies exóticas. Estas especies pueden portar enfermedades que dañen a las especies los ecosistemas ibéricos, como es el caso de la quitridiomicosis en anfibios; modificar los ecosistemas, como hace este helecho de agua alterando la biodisponibilidad de oxígeno y la incidencia de luz en las aguas; o incluso competir fuertemente con las especies autóctonas, como lo hacen las cotorras de kramer y cotorras argentinas.
Te dejamos aquí el programa 09 de «El Charco», un podcast de Enoch Martínez, donde habla de la Azolla filiculoides.
Listen to «Invasoras: helecho de agua en el Tajo | el charco #09» on Spreaker.